El hombre tomó las medidas y Viña le entregó la mitad del dinero como parte de pago (dos millones de pesos). El carpintero le quedó mal en la fecha de entrega, le pidió más plata y unos días de más.
Antes de la cesárea, Viña fue a la carpintería a ver el trabajo y, ¡oh sorpresa!, no era nada parecido a lo que ella había mandado a hacer. Habían acordado que si a ella no le gustaba, él le devolvía la plata y él estuvo de acuerdo.
Infortunadamente, cuando ella lo llamaba para la devolución del dinero no le contestaba, por chat la insultaba y le dijo que le devolvía un millón de pesos y que el resto se lo reembolsaría cuando pudiera.