Aunque el cantante Carlos Baute aprecia enormemente el cariño que le demuestran sus fans, en más de una ocasión se ha visto envuelto en situaciones incómodas por culpa de lo inoportunos que pueden resultar algunos de ellos, que no dudan en abordarle en los lugares más inesperados.
"Entiendo las ganas de hacerse fotos y compartirlas. Este tema es de lo más complicado. Me ha pasado hasta en urinarios, donde yo estaba haciendo 'pipí' y me pidieron que me hiciera una foto. A mí me han pasado cosas brutales. En Ibiza, por ejemplo, yo estaba con mi pareja y vino una chica en topless y me pidió una foto, dándole la cámara a mi novia", revela el venezolano en una entrevista con el periódico Qué!
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Para lidiar con este tipo de problemas el intérprete ha establecido una serie de normas sobre cómo y cuándo está dispuesto a atender las peticiones de sus admiradores, que incluyen no interrumpir nunca sus comidas o cenas en restaurantes para sacarse una foto.
"Desde los 13 años empecé a vivir esto. Pasé por muchas etapas complicadas y ahora lo complicado es lo de las fotos, porque todo el mundo tiene un móvil y te las pide. A día de hoy, en restaurantes digo que no. Me encantaría, pero si me hago una foto, se para todo el mundo... Me ha pasado comiendo, que hasta me quitan el tenedor", lamenta.
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Además, el cantante cuenta con la ayuda de su mujer, la arquitecta Astrid Klisans, para que le haga de escudo frente al resto del mundo y frene a los admiradores más insistentes.
"Tengo un carácter muy fuerte que muchas veces me hace ser el filtro de cara a la gente, ya que Carlos es mucho más liviano", reconocía Astrid al periódico ABC.