Natalia y Carolina crecieron en ambientes tan distintos, como sus opiniones sobre el aborto. Por un lado, Natalia fue criada por una familia bogotana religiosa, y se autodenomina ‘Provida’; Carolina, a su vez, viene de ascendencia paisa, es más liberal, y considera que la interrupción voluntaria del embarazo debe ser una decisión libre.
En un experimento social del colectivo ‘Todos Somos Una’ fueron reunidas, sin que lo supieran, para confrontar sus posturas frente al aborto, esperando que encontraran puntos de unión y respeto, en medio de las diferencias.
La dinámica fue sencilla; debían preparar una receta mientras realizaban una actividad de preguntas y respuestas para conocerse mejor.
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Cayeron bien a primera vista, hablaron con mucha cercanía y se divirtieron cocinando. Conforme pasaban los minutos, se horneaban más risas, pero también hubo espacio para conversaciones profundas y reflexiones sobre sus vidas.
Fue entonces que se proyectó un video que cada una grabó previamente dando su opinión sobre el aborto, tema que dejó en evidencias las abismales diferencias en sus puntos de vista.
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"Cuando he tenido casos cercanos siempre he intentado explicar las consecuencias, entendiendo que estás terminando con una vida que está dentro de ti. Yo tengo cuatro sobrinas, si alguna de mis sobrinas fuera la que estuviera enfrentándose a esa decisión, sería más radical para no permitirlo", fueron sus palabras.
Posteriormente, Carolina contó una experiencia personal, un testimonio que no esperaba Natalia.
“El año pasado me di cuenta hacia la tercera o cuarta semana que estaba embarazada y decidí hacerme un aborto”.
Por algunos minutos las risas quedaron sumergidas en un profundo silencio. Natalia solo miraba hacia el frente y pestañeaba sin pronunciar palabra; Carolina posó su atención en los pasabocas que horneaban, evitando el contacto visual con Natalia para pasar por alto el momento incómodo.
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Después de escuchar sus posturas opuestas, tuvieron la opción de irse, sin embargo, ambas eligieron quedarse. Fue entonces, cuando Natalia decidió romper el silencio:
“¿Por qué tomaste la decisión?”, indagó.
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“Primero, porque tengo dos hijas, mi pareja tiene dos hijos, somos una familia grande, somos seis personas. Fui mamá a los 21 años y fui la mamá más feliz del mundo y la más orgullosa de mis hijas, las amo, me disfruté sus embarazos. Lo pensé, no es una decisión fácil, no es algo como ‘voy a estar una vez al año tomando esa decisión’”, respondió Carolina y agregó que en ese momento estuvo acompañada por su pareja y su familia, quienes la apoyaron, cuidaron y nunca la juzgaron.
En ese momento, aprovechó su turno para contraargumentar a Natalia su opinión sobre el aborto.
“Si una de tus sobrinas quedara embarazada, siendo menor de edad, harías todo lo posible para que lo tuviera. Eso me parece un poco fuerte porque igual no siento que uno tenga que ser mayor de edad (para tomar esa decisión)”, comentó.
Ante este punto de vista, Natalia dijo que para ella sus sobrinas “son muy pequeñas para tomar ese tipo de decisiones (…) yo siento que una niña a los 13 o 14 años no va a decidir con su corazón y con sus ganas de ‘quiero ser mamá o no’, sino con el miedo al ‘no tengo, o no tendré cómo’”.
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Al escuchar respetuosamente sus posturas, y al quedarse a dialogar, Natalia y Carolina entendieron las motivaciones y argumentos de su contraparte, y se pusieron en sus zapatos en un acto de genuina empatía.
“Te admiro totalmente y admiro a las personas que toman esa decisión, y quiero pedirte perdón por las mujeres que te han hecho sentir mal y que te han hecho sentir juzgada porque finalmente es tu decisión y debería ser respetada siempre”, dijo Natalia.
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“Me sorprendió y me gustó poder discutir sin juzgarnos, ni atacarnos, y que además pienses que estás en contra, pero no quieres interponerte en el camino del otro”, respondió Carolina.
Cabe destacar que este experimento social del colectivo ‘Todos Somos Una’ busca promover un diálogo respetuoso y empático sobre derechos reproductivos, con la intención de incentivar conversaciones entre personas que piensen diferente, con empatía, sin tapujo y encontrando lo que nos une como personas.