El niño maravilla, el primer latinoamericano en ganar el Tour de Francia, es un hombre familiar en esencia. Apegado a los suyos, callado, constante y amoroso. Quien lo conoce solo puede hablar de lo especial que es, y de lo merecido de su triunfo. En Zipaquirá, su familia no cabe del orgullo. Omar Pachón Bernal, su primo hermano, ha sido testigo de primera mano de todas sus luchas. “Lo vi crecer, lo tuve en los brazos. Se enroló en esto del ciclismo desde muy chiquito, aunque mi tío no quería que fuera ciclista. Eso se lleva en la sangre, somos de familia de ciclistas”. Los suyos fueron testigos del esfuerzo que representó esa primera carrera, en la que compitió con bicicleta y zapatillas prestadas. Ganó, y su familia siempre estuvo apoyándolo.
¡Amor de campeones!
“Los mejores momentos de mi vida han sido sobre una bicicleta”, eso escribió en sus redes sociales hace algunos años Xiomara Guerrero, la novia del campeón que hace unos meses añadió “y contigo”, refiriéndose al bogotano, criado en Zipaquirá, que despertó la admiración mundial tras su triunfo. La pareja que se conoce desde la niñez, y comparte el gusto por las bicicletas, fue parte del mismo equipo. Se veían a diario cuando entrenaban en las carreteras y montañas aledañas a Zipaquirá y Cogua. Pablo Mazuera, de la fundación Mezuena, los impulsó y se destacaron en varios certámenes deportivos.
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