Según el diario Bailiwick Express todo comenzó el pasado 12 de octubre cuando Carys Ann Ingram de 22 años, tomó un vuelo desde Mánchester hasta la isla de Jersey para visitar a su familia. Poco después de su viaje, se le informó que el pasajero que se había sentado junto a ella era positivo para COVID-19 y por tanto, debía permanecer aislada y realizarse una prueba.
Aparentemente, la joven hizo caso omiso a las recomendaciones y continuó con su rutina como si nada hubiera sucedido. Cuando las autoridades sanitarias llegaron a su casa para llevar a cabo el control pertinente, notaron que no estaba.
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En varias ocasiones Ingram violó la cuarentena para ir de compras y visitar a sus amigos, incluso publicó en su cuenta de Instagram una fotografía suya en un restaurante. El equipo de rastreo logró ponerse en contacto con ella y la detuvo, la joven fue acusada de incumplir las normas de autoasilamiento y ahora tiene que asumir una gran multa.
La líder estratégica del grupo de Rastreo, Monitoreo y Control de Contactos de Jersey, rechazó el comportamiento de la estudiante y aseguró que es lamentable que haya puesto en peligro la salud de los demás ciudadanos, aún sabiendo que debía permanecer confinada.
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