Aunque en las espesas selvas colombianas en donde combatieron por años solían caminar sigilosos en fila y fabricar sus propios uniformes en improvisados talleres, 22 excombatientes de las FARC nunca pensaron que esa experiencia les serviría para incursionar ahora en el glamuroso mundo de la moda con una "PAZarela".
Ellos, que tras la firma del acuerdo de paz en 2016 entre el Gobierno y la guerrilla vieron la oportunidad real de crear su primera colección de prendas de vestir distintas a los tradicionales uniformes camuflados que utilizaron, tuvieron este miércoles una novedosa prueba de fuego.
"De la Guerra a la PAZarela" es el nombre del desfile de modas con el que el grupo de desmovilizados asentado en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de La Fila, ubicado en el municipio de Icononzo, en el central departamento de Tolima, dieron a conocer su propuesta creativa en la Universidad de Los Andes, de Bogotá.
Ante la mirada expectante de los asistentes -entre los que había estudiantes, profesores, blogueros, periodistas e influenciadores- los exguerrilleros, que hacen parte de la Cooperativa Multiactiva del Común Tejiendo Paz, presentaron kimonos en satín y acetato, vestidos, chalecos, faldas y camisetas estampadas.
Del proceso para elaborar esta colección hizo parte Ángela María Herrera, quien a pesar de haber estudiado ciencias políticas se considera una "apasionada de la moda".
"Ha sido un trabajo gratificante. Yo he desmitificado los prejuicios que tenía alrededor de la población desmovilizada y ahora pienso que las armas son lo de menos porque lo importante han sido las ganas de luchar de ellos en contra de las injusticias y la desigualdad", dijo a Efe la diseñadora, de 24 años.
Con su emprendimiento "Manifiesta. Hecho en Colombia", Herrera llegó a Icononzo convencida de que "la manera de aportarle a la construcción de la paz era a través de la generación de empleos decentes para quienes empuñaron un arma".
De este modo ayudó a los excombatientes a darle vida a la marca "Tejpaz", para la que ella y otros voluntarios se pusieron la camiseta de la reconciliación con el propósito de "defender un proceso de dejación de armas que muchos ven con incredulidad".
En La Fila, sitio en el que viven 288 exguerrilleros, Jimmy Rodríguez es uno de los encargados de operar las máquinas planas y la fileteadora.
Durante los 21 años que estuvo alzado en armas su labor consistió en coser los uniformes y ese fue su punto de partida para saber que en tiempos de paz podía ejercer el mismo oficio.
"En el monte tuvimos talleres en los que hacíamos los uniformes y como yo tenía idea sobre confecciones fue fácil para mí pasar ahora a hacer ropa de moda", comentó Rodríguez.
El excombatiente, que a sus 43 años es padre de una niña de 2, tiene la esperanza de que la colección sea aceptada y pueda convertirse en su "sustento".
Lo mismo piensa Gonzalo Beltrán, gerente de la Cooperativa Multiactiva del Común Tejiendo Paz, para quien aprender a coser fue una de sus "más difíciles batallas".
#EnFotos Así fue PAZarela, el desfile de ropa de los excombatientes de las Farc. Vestidos y kimonos estampados o bordados con mensajes de paz y reconciliación, hechos por la cooperativa Tejiendo Paz, fueron los protagonistas de este evento. #DíaPaiz https://t.co/oqpEHFTLtv pic.twitter.com/LL1C1OLnAT
— Colombia+20 (@EEColombia2020) September 19, 2019
Pero como en el transcurso de los más de 50 años de conflicto armado que protagonizaron las FARC y la fuerza pública aprendieron que "el que sabe le enseña al que no", empezaron a capacitarse en diseño, corte y confección con las 12 máquinas de coser que tienen en funcionamiento, una fileteadora, una plana y otra especial para estampar que adquirieron con recursos propios.
Esa "misión" no ha sido fácil, ya que según Beltrán "agarrarle el ritmo a la máquina es complicado".
"Lo importante es no dejar de insistir y ensayar", aseveró.
Con la venta de las prendas, cuyo precio oscila entre 25.000 y 78.000 y pesos (entre 7 y 23 dólares), quieren recuperar la inversión de 600.000 pesos (unos 177 dólares) que cada uno hizo y darle visibilidad al proyecto.
Beltrán, que estuvo 14 años en las selvas de los departamentos de Meta y Guaviare con las FARC, no se imaginó incursionar en la moda.
A pesar de ello aclaró que desde que comenzaron los diálogos en La Habana los combatientes estuvieron "preparados para asumir el reto que venía" porque sabían que iban "a pasar de una forma de lucha a otra más compleja".
Además, agregó el excombatiente de 42 años, "siempre se dijo que la idea era buscarle una salida al conflicto por la vía del diálogo y nosotros a eso le agregamos algo de moda para embellecer aún más esto de la paz". EFE
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