En Sábados Felices hay varios humoristas que han cautivado no solo la atención, sino también el cariño del público y sin duda este es el caso de Lucumí, quien se ganó un espacio en el elenco principal del programa insignia del humor en Colombia.
A través de sus redes sociales también tiene a muchas personas pendientes de él y de lo que sucede con su carrera, pero pocos saben que antes de dedicarse a hacer reír, tenía una vida con unas condiciones muy complicadas.
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Lucumí fue víctima de secuestro
En el programa Se Dice de Mí, donde hizo un pequeño recuento de su vida, el hombre recordó uno de los momentos más duros, no solo para él, sino también para sus familiares, quienes pensaron que no lo volverían a ver.
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Y es que vivía en un corregimiento pequeño llamado La Toma, ubicado en Suárez, en el Cauca y allí había violencia y grupos armados que ponían en riesgo a quienes habitaban el lugar, especialmente las FARC cuando estaban en uno de sus momentos más álgidos.
El humorista vivía solo con uno de sus hermanos, pues su mamá tuvo que mudarse a Cali para conseguir dinero y así poder mantener a sus pequeños, razón por la que Lucumí ha confesado que sentía la soledad en ese entonces.
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Un día fue interceptado por varios hombres de la guerrilla, quienes estaban convencidos de que era un hombre que llevaban buscando durante un tiempo y por eso se lo llevaron a la fuerza a su campamento para terminar con su vida.
Su hermano dio una entrevista para la misma producción y recordó cómo vivió los tensos momentos, pues él hacía parte de las fuerzas militares y al saber que se lo habían llevado estaba convencido de que lo matarían en la selva.
Cuando Lucumí se resignó a no volver a ver a su familia y a fallecer de esta forma, una mujer del mismo grupo armado le dijo que le creía que era otra persona y no la que ellos estaban buscando, por lo que le ayudó a salir de cautiverio.
Poco después recobró la libertad, se reunió con su familia y abandonó el corregimiento de La Toma en busca de un futuro distinto y de alejarse de los delincuentes que lo habían secuestrado, fue así como terminó viviendo en Tuluá.
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Esto fue un nuevo inicio para el humorista, que rápidamente encontró un camino, el cual con mucha disciplina siguió hasta que finalmente se convirtió en uno de los integrantes más queridos de Sábados Felices.