Mickey Mouse podría dejar de pertenecer a Disney en el 2024 tras perder derechos de exclusividad

¡El fin de una época exclusiva de magia! The Walt Disney Company dejaría de tener posesión limitada con el icónico personaje de su marca, el ratón Mickey Mouse, al cumplir un tiempo de derechos de autor específico, por lo que la imagen de su reconocida trayectoria podría pasar al dominio público, eso quiere decir que cualquier persona ajena a la compañía tendría libertad en sus diseños y/o marcas sin redundancia legal.

Mickey es un personaje creado por Walt Disney el 18 de noviembre de 1928, que se ha convertido en una estrella reconocida a nivel mundial debido al estreno del cortometraje de animación 'Steamboat Willie', en donde apareció Mickey por primera vez. Cabe resaltar que su creador le dio vida a este ratón con su voz desde 1928 hasta 1947.
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¿Por qué Mickey ya no sería parte de Disney?

La razón que preocupa a la empresa es que los derechos de autor, según la ley vigente en Estados Unidos sobre propiedad intelectual, expiran a los 95 años de su creación.

Sin embargo, no es la primera vez que Disney está a punto de perder los derechos de autor de Mickey Mouse. La primera batalla para proteger a su dibujo insignia fue en 1976, cuando se cumplieron los 56 años de protección; en donde se luchó por extender sus derechos hasta los 75 años, que se cumplieron en 1995 y, una vez más, lograron alargar el periodo hasta los 95 años, que se cumplirán en 2024.

A lo que esta vez no han logrado dar con una nueva extensión, indicado que a partir de esta fecha Mickey se podría desprender en gran parte del que ha sido su hogar por casi un siglo.

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¡Pero ojo! Desde el 2024 se podrá usar el personaje de Mickey para diferentes historias, pero solo como fue creado originalmente: con hocico puntiagudo, ojos completamente negros, patas delgadas y una larga cola.

En pocas palabras, si Disney no logra extender por más años su derecho de autor sobre su ratón, a partir de 2024 cualquier persona que desee utilizar la animación no tendrá que pedir autorización a la compañía ni pagar para ello, lo que significaría una gran pérdida económica con el paso del tiempo.