Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

logopush.png
¿Quieres saber más de las producciones de Caracol TV? Activa las notificaciones y recibirás información al instante.
Nos vemos luego
¡Veámonos!

Publicidad

Novena del 21 de diciembre: Oración completa del sexto día de aguinaldos

El 21 de diciembre se lleva a cabo el sexto día de los aguinaldos navideños, por lo que aquí encontrarás todas las oraciones para rezar frente al pesebre.

Novena del 21 de diciembre: Sexto día de aguinaldos.
Novena del 21 de diciembre: Sexto día de aguinaldos.
Foto: Getty Images

El 21 de diciembre se lleva a cabo la celebración del día sexto de la novena de aguinaldos en Colombia, en la que se preparan para recibir la llegada del niño Jesús y el festejo de la navidad.

Aquí encontrarás las oraciones completas y el orden de las lecturas para que puedas reunirte con tus familiares, amigos o seres queridos entorno a este momento.

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amaste a los hombres y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho hombre en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él, te ofrecemos, la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.

Publicidad

Amén. Se reza tres veces el gloria al padre.

Oración día sexto de la novena

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y de María, y allí era de creer que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David.

Publicidad

Para que se cumpliese esta predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto a saber: La orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, estaban obligados a ir a Belén.

No ignoraba Jesús en qué lugar debía nacer y así inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran a la ejecución de sus designios.

Oración a la Santísima Vírgen

Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiese por madre suya, te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma, y las de todos los que en este tiempo hacen esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado hijo.

Oh dulcísima madre, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

Publicidad

Amén. Se rezan tres veces el Avemaría.

Oración a San José

Oh santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le vea y goce en el cielo.

Publicidad

Amén. Se reza el Padre Nuestro, el Avemaría y un Gloria.

Gozos para las novenas

Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Oh, sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Publicidad

Espejo sin mancha, santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano. Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero amparo.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos. Ah, ven prontamente para rescatarnos y que un niño débil muestre fuerte brazo.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Publicidad

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio. Sácanos, oh niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Ábranse los cielos y llueva de lo alto, bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado, luce hermosa estrella, brota flor del campo.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Ven que ya María previene sus brazos, do su Niño vean en tiempo cercano. Ven que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse, de tu amor sagrario.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Publicidad

Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Ve ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases, te dice mi llanto.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Publicidad

Ven salvador nuestro por quien suspiramos.
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús

Acuérdate, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”. Llenos de confianza en ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a ti, oh niño omnipotente, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica.

Publicidad

Amén.

  • Publicidad