"Esa llamada me dejó frío. Por mis constantes viajes a Yumbo, siempre lo dejaba al cuidado de una amiga mientras yo estaba fuera de Bogotá. Un día ella lo sacó al parque, y Bugalú, que es de lo más tranquilo y juguetón, se fue a buscarle el juego a un perro más grande y este lo atacó. El incidente dejó a mi perrito con heridas en los ojos. Los perros de la raza pug tienen sus ojitos súper delicados, y el ataque fue tan fuerte que perdió la visión de un ojo. Con el pasar del tiempo, el otro empeoró y también lo perdió”, contó Ronald Mayorga a la Revista Vea,
Fueron momentos dolorosos para el periodista, no soportaba ver sufrir a su mascota. Lo tuvo hospitalizado por varios días, pero en medio del dolor, siempre tuvo presente que era el momento en que Bugalú iba a necesitar de él y de su verdadero amor.
“En este país, las personas no saben cómo reaccionar ante una situación como esta y lo primero que piensa la mayoría es en deshacerse de sus mascotas cuando quedan incapacitados, se los llevan en sus carros y los abandonan en lugares lejanos, porque consideran que se vuelven una carga para ellos, y eso es lo más absurdo del mundo”. Ese pensamiento nunca rondó la cabeza de Ronald. “Sabía que mi perrito estaba sufriendo, y en ese momento era cuando más me necesitaba".
Si quieres conocer más sobre cómo fue el proceso para que el perrito se adaptara a una nueva vida y qué acciones tomó Ronald, adquiere la última edición de la Revista Vea.
Publicidad
Publicidad