Es el padre de Irene y el esposo de la arrendataria del puesto de frutas más grande de la plaza. Salvador era un hombre fuerte, colaborador y amigable, amigo de todos en la plaza, siempre dispuesto a ayudar a sus vecinos y cargar los bultos de los clientes como el más fuerte y ágil de los coteros. Su gran sueño: ver a Irene convertida en una gran estrella de la música colombiana. Su principal enemigo: la bebida.
En su juventud y parte de su adultez fue integrante de tríos, mariachis y un par de agrupaciones musicales como segunda voz y guitarra. Pudo llegar a ser un intérprete famoso, pero su poca proyección artística y perseverancia en el campo musical acompañado de su problema con la bebida, lo fueron alejando poco a poco de sus aspiraciones artísticas. En la plaza arrancó como principal arrendatario del puesto de frutas y al final terminó como cotero, todo por culpa de la bebida.