Armida está devastada con la noticia de la muerte de Ismael, por quien había empezado a sentir un amor extraordinario. Por eso, le cuesta imaginarse que sea Escobita, un hijo traidor, quien cargue el cajón del empresario.
Aun así y sin importarle nada, Armida decide despedir a Ismael a su manera y lee una carta en la que le expresa todo su cariño y los sentimientos que está viviendo por su pérdida.