A partir del 29 de junio, no te pierdas el gran estreno de Lo imperdonable, una historia que cuenta cómo Martín San Telmo, un hombre atractivo y apasionado, viaja a Mina Escondida después de recibir una carta de su hermano, el cual le ruega que vaya a rescatarlo del infierno que está viviendo.
Al llegar, Martín sufre un gran dolor al enterarse de que Demetrio se ha suicidado tras haberse desilusionado de una mujer ambiciosa que se burló de él. Aquel sentimiento de dolor se transforma en odio y en deseo de venganza en contra de esta mujer al punto de querer enamorarla para luego arrastrarla al infierno.
Las pistas lo conducen hasta la Ciudad de México, a la mansión de los millonarios Prado Castelo quienes son los dueños de una de las más importantes empresas de joyas del país. Según la información que ha conseguido, la mujer por quien Demetrio se quitó la vida vive en esa casa y su nombre empieza por V, pues le dejó a al joven una cadena con esta inicial y los apellidos de los adinerados grabados en ella.
En su búsqueda por relacionarse con aquella familia, conoce a Emiliano, el único heredero del matrimonio Prado Castelo, quien acaba de llegar a México luego de dos años de ausencia. Así, Martín decide visitarlo el mismo día en que los padres de Emiliano celebran, en una elegante fiesta en su mansión, la bienvenida de su hijo. Emiliano ha vuelto con una intención: casarse con Verónica a quien ha amado desde que eran niños. Sin embargo, Martín también se deslumbra con la belleza y el carácter de la mujer.
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Ante esto, la maldad de Virginia se hace presente y tras una serie de engaños, le hace creer a Martín que la mujer a la que busca es a Verónica, escondiendo la verdad de que ella es la mujer por la que su hermano se quitó la vida. Además, su otra intención es robarse las miradas de Emiliano, casarse con él y quedarse con toda su fortuna.
¿Cómo terminará esta historia de amor y venganza? No te pierdas en las mañanas de Caracol televisión , Lo imperdonable y descubre porqué sólo el verdadero amor podrá luchar, cara a cara, contra lo imperdonable, buscando así el consuelo de la absolución.
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