Nacida en Mesopotamia, un corregimiento de Bojayá, Chocó, Cléiner Cabadías comenzó a jugar con retazos y una máquina de coser cuando tenía apenas 13 años de edad. Un día su familia tuvo que abandonar su hogar y trasladarse a la ciudad como resultado del desplazamiento forzado. Su madre cosía y arreglaba algunas prendas para sus vecinos, por eso esta pequeña creció en medio de una familia humilde y dedicada a la fabricación de vestuario.
“Supimos por medio de la máquina de coser salir adelante, sobrevivir en una ciudad donde éramos una familia de ocho personas. Hicimos tantas cosas que ustedes no se alcanzan a imaginar”, cuenta en entrevista a Caracoltv.com, recordando su infancia en la que descubrió su pasión por la ropa y la moda.
Sin comprender el significado que hoy ya tiene en el mundo este concepto, Cléiner Cabadías ayudaba a bordar y confeccionaba sus propias prendas, con las que se vestía a diario y que llamaban la atención de sus vecinos, pues siempre le gustaron los colores vivos y combinaciones fuertes.
Su entrada en esta gran industria no fue de la noche a la mañana; por el contrario, tuvo que pasar difíciles pruebas como perder a sus padres y sacar adelante un negocio en el que puso a trabajar las máquinas de coser para ganarse la vida. Con el tiempo fue perfeccionando su estilo, la calidad de sus prendas y así mismo, junto a sus hermanas, pudo convertirse en una fuente de empleo para otras personas que viven en su barrio y sienten pasión por la moda.
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Nunca pensó que sus diseños llegarían ser reconocidos fuera del Chocó, pero la vida le dio la oportunidad, después de varios años de sacrificios y empeño, de participar en el Bogotá Fashion Week del año pasado y también de participar en una pasarela llamada ‘Somos color’, donde logró asociarse con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.
“Fue muy hermoso lo que me pasó el año pasado. Yo duermo y despierto y digo “¿soy yo?”, porque es hermoso lo que me está pasando y estoy buscando esos patrocinadores para telas y para todo lo que amerita estar en una ciudad que es la capital de la moda”, confiesa con emoción.
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Bajo la convicción de querer llegar a importantes pasarelas en el mundo, ahora Cléiner tiene la gran responsabilidad de mostrar sus diseños en las pasarelas de Milán, en septiembre, gracias a los genuinos, coloridos y autóctonos diseños en los que plasma toda la cultura del Pacífico colombiano.
“Hoy en día lo que hacemos es arte, lo que vendemos es arte, lo que transmitimos es arte y lo que queremos llevar a Milán es cultura, raíces ancestrales, mostrar que así como se come natural también se viste natural, hecho con las manos. Es todo lo que vivimos los colombianos, lo tenemos pero no lo valoramos, lo valoran estos extranjeros que vienen de allá y dicen “qué cosa tan hermosa”, entonces llevémoselas nosotros, vendámoslas allá y de paso los invitamos a que nos visiten y nos compren”, asegura.
Conoce en esta entrevista más de sus inicios en esta industria, de su crecimiento personal y cómo se le han abierto tantas puertas a nivel nacional e internacional, convirtiéndose hoy en ejemplo para muchas mujeres y hombres víctimas del conflicto y de escasos recursos.