El 24 de mayo de 2001 en Bogotá falleció Delia Zapata y la cultura colombiana perdió a una de sus más grandes artistas, un mujer que se destacó como bailarina, folclorista, profesora e investigadora de la danza a nivel nacional en el siglo XX.
Delia Zapata Olivella fue y es oro puro, no solo para el arte y el baile, sino en general para la historia de Colombia. Ella creció entre una saga de hermanos, los Zapata Olivella, quienes también hicieron un gran aporte al país como artistas e intelectuales: médicos, escritores, estrellas.
En una época donde la sociedad tenía visos clasistas, racistas y excluyentes, ella logró levantarse en admiración y respeto por su trabajo y talento. Si algo la resalta es que era una mujer valiente, ante todas las demás virtudes que hoy, 20 años después de su muerte, siguen marcando historia y resaltando su gran legado artístico.
Pese a que Delia estudió artes plásticas en la Universidad Nacional de Bogotá, su principal pasión fue la danza y, como maestra, su objetivo siempre fue transmitir a las nuevas y futuras generaciones la majestuosidad de los movimientos de cada baile popular colombiano. Sin duda alguna, esta bella mujer fue de las representantes más importantes del país en danza tradicional, pero específicamente el bullerengue de Delia fue único.
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Delia ya no está, sin embargo, en memoria a sus destacadas investigaciones, dejó dos publicaciones editadas por su hija, la maestra Edelmira Massa Zapata: el Manual de Danzas de la Costa Atlántica de Colombia y el Manual de Danzas de la Costa Pacífica de Colombia.
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El tiempo ha pasado, ahora los tambores y las palmas suenan desde el cielo en medio de antorchas y faldas blancas mientras Delia danza; sin embargo, en el mundo terrenal, el legado de esta talentosa mujer sigue intacto, sus aportes no se olvidan, el baile sigue siendo apreciado y su objetivo en vida se ha cumplido, pues gracias al extenso historial de investigación que dejó, la cultura nacional y regional hoy es valorada y extendida a otros países.