Sensible y arrojada.
Ángela se cansó de todos esos cretinos que creen que impresionan a una mujer hablándoles de lo cool que son. Siente que a su vida le falta es alegría, no glamur. Ella lo que quiere es estar plena, anhela un hombre que la haga reír… Ese es su indicador para que alguien le guste: que pasen las horas entre risas, como compañeros, como amigos y obvio, como amantes. Por eso, después de muchas decepciones, acepta salir con un tipo que promete muchísimo. Pronto descubrirá que lo único peor que un tipo que no la haga reír… es uno que realmente se esfuerza por hacerlo.