El Desafío se ha caracterizado por añadir en cada edición una temática nueva o por cambiar de locación y esto no podía ser la excepción en el 2013, pues la producción se trasladó directamente hasta África para demostrar de lo que es capaz la televisión colombiana.
¿En qué ciudad se grabó esta temporada del Desafío?
Sobrevivientes, Celebridades y Retadores recorrieron más de 13 mil kilómetros y esperaron 27 horas para llegar a este continente. Iniciaron el recorrido en el aeropuerto del Bogotá, lugar en el que empezaron a grabar cómo era su escala en París y su llegada a Dakar, capital de Senegal.
Mira también: Presentadora de Noticias Caracol estuvo en el Desafío 2012 y se hizo varios morados en las pruebas
El reality contó con cuatro playas: Hotel Safari, La Tribu, El Desierto y casi al final del formato apareció El Oasis. Una de las zonas que resultó más llamativas tanto para los concursantes como para las personas en casa era el segundo espacio mencionado, dado que tenían la posibilidad de compartir estrechamente con los integrantes de la comunidad que los acogieron.
Se trataba de la Tribu Serer, que se ha asentado durante largo tiempo al sur del país y que tienen normas muy estrictas. Aunque siempre fueron muy respetuosos y sociables, también se destacaban por ser estrictos y molestarse cuando los desafiantes no estaban dispuestos a seguir sus reglas como integrantes del grupo.
No te pierdas: Estos dos exparticipantes del Desafío estuvieron casados: ella ‘salió del closet’ después
En el primer capítulo, los Retadores llamaron la atención gracias a que fueron enviados a las ruinas, que es una zona abandonada por lo nómadas que ya no encontraban recursos alrededor para seguir viviendo allí.
Publicidad
En el recorrido por el Desierto Lompoul, que a su vez es una extensión del Sahara, se replantearon la necesidad de competir por el millonario premio y se quejaron de las altas temperaturas.
Te puede interesar: Tatiana de los Ríos no sonreía en el Desafío 2005: esta es la verdadera y curiosa razón
En este lugar no solo midieron sus habilidades físicas, sino también aprendieron sobre el valor de la comida, sus seres queridos, las cosas que tienen en casa. Asimismo, conocieron costumbres nuevas y se dieron la oportunidad de comunicarse con gente que, pese a que hablaba otro idioma y tenía creencias diferentes, conectaba con ellos de una forma sin igual.