Oneida Escobar, madre de Luis Andrés Colmenares confiesa que parece que hubiera sido reciente la muerte de su hijo y presenta su libro 'Mi Vía Crucis, el testimonio de la muerte de mi hijo Luis Andrés Colmenares', un relato lleno de dolor, pero especialmente, de mucho amor. La voz de Escobar es suave y tranquila, sobre todo, cuando se refiere a su 'Luigi', como cariñosamente le decía al joven.
“Todavía tengo grabada su voz, respiro su olor y siento que me abraza (...) En mis sueños lo veo tranquilo, con la misma sonrisa de siempre que iluminaba a quienes estábamos a su alrededor”, menciona.
Reitera que estas páginas no entran a cuestionar las decisiones de las autoridades, aunque siente y tiene la convicción “de que no hicieron justicia para Luigi”. El libro no lo ve como el recuerdo de la tragedia, sino que confiesa que ya no siente esa rabia que tenía al principio, y al contrario ora por las personas que estuvieron involucradas en este hecho.
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Estas líneas, como bien afirma, son un propósito de vida que tiene Dios con ella al poder llevar un mensaje a todas las mujeres que han perdido un hijo. Luis Andrés estuvo presente en cada frase durante un largo proceso de escritura de dos años.
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Colmenares fue el joven que se destacó por ser un apasionado estudiante, hijo y hermano amoroso. Soñaba con ser profesional y tener un lindo hogar. Cursaba dos carreras al mismo tiempo: Ingeniera industrial y Economía. Fanático del vallenato, de hecho, una de sus canciones preferidas era 'El rey de las mujeres', de Peter Manjarrés , tema en donde el artista menciona su nombre.
Oneida confiesa que, de muchas formas, Dios le mostró la muerte de su hijo; sin embargo, ella aún no comprendía lo que estaba por pasar. Se refugiaba en la oración para no darle cabida a pensamientos negativos y tormentosos. Fueron muchas las visiones y los sueños que la acechaban, también palabras de su hijo que la llenaban de zozobra.
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“Huele a flor de muerte”, fue el mensaje de Luis Andrés el 30 de octubre de 2010. En la siguiente entrevista, Escobar le cuenta estos detalles a Iván Lalinde , presentador del programa Día a Día.
Oneida se resistió a esas palabras, porque en Villanueva, La Guajira, su tierra natal, se dice que cuando huele a esta fragancia es la aproximación de una tragedia. Ese mismo día, Oneida tuvo una visión que le causó mucho impacto: observó la sala de su casa llena de flores blancas. Días antes, el universitario le contó que había tenido un sueño en el que él caminaba por un sendero largo y sentía mucha paz.
“Él me decía que era solo un disfraz, que igual daba si era de diablo o de angelito”, expresa.
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El día de la fiesta de Halloween
, Luis Andrés decidió ponerse un disfraz de diablo, una decisión a última hora, porque su primera opción era de árabe. Cuando Oneida vio ese atuendo le dio un escalofrío en el cuerpo. No le gustó; no obstante, lo ayudó a ponerse la diadema mientras él no le quitaba la mirada. Según su testimonio, casi pudo ver el alma de su hijo, su mirada era distinta, muy amorosa como si se tratase de despedida.
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Vivir intensamente
Luis Andrés repetía con frecuencia que tendría una vida corta. Quizá por ello, expresa su madre en el libro, se inscribió a la universidad antes de terminar el bachillerato, pues quería adelantarse en su proceso académico: “como si presintiera que no le quedaba mucho tiempo”.
Escobar continúa trabajando en la Fundación LACE (Luis Andrés Colmenares Escobar), que nació con la intención de que el nombre de su hijo siga vivo. Desde allí, ayuda a las mujeres que han perdido a sus hijos. Además, brinda apoyo en temas de depresión y presta acompañamiento psicológico, médico y jurídico de manera gratuita.
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