“Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado”. Este ministro de Dios se tomó este refrán tan a pecho que desde que halló su vocación, una voluntad rampante lo acompaña en un trabajo que, más allá de ser insólito, raro o valiente, está lejos de ser usual.“Cuando yo inicio en el mundo de lo paranormal, lo místico y lo espiritual, no creía en el demonio”, asegura Andrés con una pequeña sonrisa que sugiere la inocencia en su pasado.Los relatos de las historias ocultas e inexplicables son tan viejos como los miedos y anhelos de la humanidad misma. Andrés se dedica a caminar entre esas experiencias mientras traza un complejo camino de liberación espiritual para que algunos puedan recorrer con la esperanza de ser salvados: desde los pozos de la noche a los abismos del alma, y de los abismos del alma a los pozos de la noche.Es necesaria una pequeña dosis de escepticismo para tratar de abordar de manera profesional la participación en un exorcismo presencial, sin embargo, también hay que aceptar — casi a manera de confesión — que, después de estar parado un rato frente a la práctica, la actitud ante la situación va pasando de ser rigurosa y científica para volverse personal e inquieta. Una cámara que se detiene sola, una señal wifi que cambia cuando gritan, una aberración cromática en la imagen y otro par de coincidencias llevan a creer lo que el mismo Monseñor Tirado menciona en medio de la entrevista:“Algunas cosas sobrepasan lo físico, lo científico y lo psicológico, ahí es cuando pasamos a darle una explicación espiritual”.El Padre Tirado Pérez se separó años atrás de la línea romana del catolicismo y aclaró su estatus frente a la iglesia, 'La Congregación Sacerdotal Internacional Católicos Independientes', señalando que en su momento fue difusa su relación con la iglesia tradicional debido a sus características como exorcista. Esta tarea no solo es compleja en un nivel político en la comunidad, también su compromiso lo ha llevado muchas veces a afectarse psíquicamente, mentalmente y hasta comprometerse físicamente.Si bien Andrés debe lidiar en su trabajo con entidades como un exorcista, también aclara que otro rol que tiene es el de ser liberador, y es que en este contribuye a deshacerse de condiciones de la cotidianidad que también resultan negativas.“Hay un poder que está en todas las culturas desde tiempos míticos, dónde la fuerza del mal está activa”.Algunos pueden no creer en exorcistas, pero que los hay, los hay.Sobre Monseñor Andrés Tirado:Fundador y presidente de la iglesia 'Congregación Sacerdotal Internacional Católicos Independientes', trabaja hace más de 15 años ayudando en labores de liberación, exorcismo, sanación, psicología y consejería espiritual. Doctor en Teología, escritor y conferencista, tiene varias misiones a nivel Colombia e internacionales como: Estados Unidos, Argentina, Perú, Panamá, Costa Rica, Puerto Rico, México. Es fundador de la Asociación Internacional de Exorcistas Ecuménicos, gestor de eventos internacionales sobre liberación y exorcismos.Monseñor perteneció a varias comunidades Católicas Apostólicas Romanas, hasta que en el 2000 ingresó a la Iglesia Católica Apostólica Antigua o Veterocatólica, en donde terminó sus estudios y recibió las ordenes sagradas del sacerdocio en la Iglesia de Misioneros Veteros. Incardinado de las iglesias 'The American Old Catholic Church', Denver – Colorado, en Estados Unidos, 'Iglesia Apostólica Primitiva Católica y Ortodoxa Rito - Sirio – Bizantino', en España e 'Iglesia Católica Ortodoxa' en Palma de Mallorca – España, siendo vicario de estas para Colombia.Fue consagrado Obispo en la Ciudad de San José de Costa Rica y luego, en el año 2016, en la solemnidad de San Abraham Patriarca y San Luis Beltrán le fue entregado el Palio Arzobispal.
"Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado", dijo algún día San Jerónimo, tal vez no importe en qué. Ángel Alirio Herrera se dedica a lo que muchos no quisieran: desenterrar dolor, recuerdos, huesos cubiertos de gusanos, podredumbre, gases que ponen en riesgo su vida, incluso, desigualdad social.Él no sabe leer ni escribir, ni siquiera su nombre. El hecho de llamarse Ángel parece coincidencia, pero tal vez no, él sabe cómo hacerle honor, pues también como a los reales, se le atribuyen cualidades como la bondad y la inocencia.Como decía, Victor Pauchet, "el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento" y de eso no cabe duda, ya que, aunque este sepulturero y exhumador de cuerpos sea un hombre noble, servicial, tímido, humilde y de mirada baja; siempre tendrá para ofrecer una sonrisa real y sincera.Desde los 10 años, Ángel Alirio empuñó un azadón en las tierras boyacenses y nunca más lo volvió a soltar. Ahora tiene 51. Por eso, nunca tuvo tiempo ni oportunidad para el lápiz, los colores, los cuadernos, las reglas o el compás.Aunque su trabajo parezca tranquilo, no es fácil, sin embargo, además de Alirio tener a cientos de muertos bajo su responsabilidad, también tiene 3 hijos varones, una hija mujer y una esposa que siempre lo esperan en casa.Ángel no sabe cuánto tiempo lleva cotizando para una pensión, pero su propósito es que los muertos sean los encargados de darle esa venerada jubilación, luego de tantos años de entrega, asumir riesgos, responsabilidades, sudor y hasta lágrimas derramadas.Por eso, además de sin duda ser el Empleado del Mes, Alirio es un Ángel más entre todos los que lo rodean en el Cementerio Municipal de Subachoque. Siempre se preocupa porque las flores estén bonitas, las tumbas limpias, el prado verde y organizado y, por supuesto, por hacer su trabajo con respeto, ya que es esto lo único que les puede brindar a las familias de los difuntos en momentos de tristeza.
En varias ocasiones algunos se preguntan si sus trabajos los hacen felices, o quizá, si lo que estudian es realmente su vocación. Partiendo de ello, los temores crecen y crean cientos de interrogantes que son muy difíciles de responder.Isabel Villegas tomó al miedo con una de sus manos y a sus sueños con la otra y decidió comenzar a conquistar sus objetivos: ser una viajera, un alma libre conquistadora de territorios.Abandonó su trabajo de oficina en Bogotá, se despidió de sus amigos y familiares, alistó su maleta de viaje y en compañía de su pareja, Ricky, emprendió una aventura maravillosa.Ella y su novio viven hoy día en una pequeña pero confortable camioneta, la cual se ha convertido en su más grande aliada, pues gracias a ella han logrado llegar a extraordinarios lugares de Latinoamérica.Vendiendo artesanías, comida, postales y realizando oficios caseros, Isabel y su novio adquieren el sustento económico para poder vivir todos los días; no obstante, también hacen uno que otro voluntariado.Esta viajera por naturaleza decidió tener un estilo de vida diferente, sus despertares y anocheceres pueden ser al frente de un río o de una enigmática laguna. Isabel hace parte de El empleado del mes, pues aprendió que para ser feliz no es necesario tener muchas cosas, porque la felicidad es algo que viene del corazón.Hoy ella celebra la vida, el amor y la paz que tiene al saber que todos los días se levanta a trabajar en lo que más le gusta: viajar.
Cuando somos niños, los muñecos se convierten en nuestros primeros amigos, con quienes descubrimos el mundo y vivimos aventuras gracias a la imaginación. Pero crecemos, pasan los años y es inevitable que nos alejemos, aunque hay algunos que guardamos por su valor sentimental y la nostalgia por la infancia.Para esos juguetes, que con el paso del tiempo empiezan a deteriorarse o son víctimas de accidentes caseros o mascotas, hay un lugar donde los tratan como si fueran sus dueños o como si tuvieran vida propia. Se trata de la Clínica de Muñecos Casas Reyes, una empresa familiar ubicada en el barrio Palermo, en Bogotá, que lleva más de 40 años ‘curando’ a estos ‘pacientes’.En ‘urgencias’ los recibe Gladys Casas Reyes, quien los revisa, da un diagnóstico de acuerdo a los síntomas que ‘padecen’ e indica un tiempo estimado de ‘hospitalización’. Una vez son internados, los juguetes inician su proceso de restauración, el cual puede incluir injertos, limpieza, maquillaje, vestuario y hasta peluquería. Ella, junto a su hermana Mercedes, uniformadas completamente de azul, se arman de agujas, hilos, tijeras y telas, para tratarlos con la precisión propia de un cirujano.Tras una recuperación que puede durar hasta semanas, los pacientes son dados de alta para que regresen a su hogar y puedan hacer felices de nuevo a niños y grandes. Para la restauradora Gladys Casas Reyes la satisfacción más grande de su oficio es la emoción de los dueños cuando los recogen y ven la transformación de sus muñecos.Durante las cuatro décadas de trabajo son un sinfín de historias alrededor de los juguetes que han escuchado las hermanas Casas Reyes, como los muñecos de felpa con los que duermen los más pequeños o la muñeca que atesora una viuda, pues fue el primer regalo que recibió de su esposo.La Clínica de Muñecos Casas Reyes es la más antigua del país, pues existe desde 1979. Sin embargo, los padres de estas hermanas fueron los que empezaron con la tradición de la restauración de juguetes. Un oficio que les devuelve la sonrisa a los dueños de los muñecos de felpa y plástico que guardan recuerdos inolvidables y avivan la magia e inocencia de la niñez.
Con chaleco salvavidas, una lancha y la espectacular vista del ecosistema, el capitán fluvial Juan Carlos Rodríguez trabaja diariamente recorriendo la principal arteria hídrica del país, el río Magdalena, mientras les enseña a los turistas de diferentes partes de Colombia algunos de los animales más curiosos que habitan bajo las aguas.Desde hace varios años trabaja de lunes a domingo en una embarcación ubicada en Girardot, Cundinamarca. Su pasión por cuidar del río la heredó de su padre, un reconocido comerciante de la ciudad quien decidió comprarle un día el lugar a la familia Rozo, sin tener la menor idea de que vendería otros negocios para dedicarse de lleno al establecimiento y que, en un futuro no muy lejano, sus hijos trabajarían fuertemente por representar el turismo de la región.“Nosotros somos tres hermanos y todos hacemos lo mismo. Sabemos manejar, pilotear la embarcación que tenemos, las embarcaciones menores, preparamos los viudos y también sabemos de gastronomía”, comentó Rodríguez. Después de laborar durante gran parte de su vida en este oficio, ahora tiene como propósito mostrar la cara amable de su provincia para generar desarrollo y mejorar así la calidad de vida de las personas que viven en las zonas aledañas.Además de ser un excelente capitán, ya que conoce a la perfección el río y los remolinos que posee, Rodríguez es un líder ambiental, puesto que en diferentes oportunidades ha participado con otros representantes ecológicos en jornadas de limpieza, llegando a recoger plásticos, residuos tóxicos y demás elementos que afectan directamente a la fauna que se encuentra en el área, como lo son algunos peces, tortugas, aves, babillas y demás animales.'Don Juan Carlos', como es conocido en su tierra, alberga trabajo a 15 personas dentro de las que se encuentran meseros, lancheros, personal de cocina y ayudantes; convirtiendo su embarcación en un atractivo turístico para aquellos que desean pasar un fin de semana agradable en tierra caliente.Una de las experiencias que más atesora en su corazón es la vez que viajaron en su barca desde Girardot hasta Barranquilla. Según relata, fue su hermano menor el que lideró esta aventura, teniendo que recorrer varios kilómetros durante aproximadamente 12 días. Esto les permitió conocer la historia de decenas de personas que viven gracias a las bondades que les ofrece las fuentes de agua.“Nosotros parecíamos Cristóbal Colón”, puntualizó el hombre refiriéndose al momento en el que arribaron a 'La Arenosa'.No obstante, las anécdotas que jamás podrá olvidar son aquellas en las que ha tenido la fortuna de auxiliar a las personas que accidentalmente son arrastradas por la corriente, puesto que debe prender motores rápidamente para alcanzarlas río abajo y llevar a los heridos hasta tierra firme para que los especialistas puedan salvar sus vidas. Algo similar ocurrió con su padre, a quien no pudo rescatar de las aguas cuando se lanzó del puente, pero sí logró recuperar su cuerpo.A pesar de las historias tristes que puedan habitar en las orillas de la arteria fluvial, Juan Carlos prefiere contarle a los visitantes algunas anécdotas populares que han sido transmitidas de generación en generación, como es el caso de 'El Mohán', un mito popular de los colombianos, y de 'los bogas', una comunidad que se dedicaba durante los años de la conquista a transportar por el río diferentes productos para abastecer al resto del país.Por: Marianella Chavarro Castro.
Diariamente, Álvaro Suárez, reconocido tapahuecos de Girardot, Cundinamarca, sale de su vivienda a recorrer las calles y cubrir con asfalto aquellas aberturas en el piso que generan graves accidentes de tránsito y que, en muchas ocasiones, terminan en muertes que pudieron ser evitadas a tiempo.El hombre empezó a trabajar en este oficio hace poco más de una década, cuando un amigo le expresó su preocupación por el estado de las vías. Suárez, al tener la oportunidad de viajar por ciudades como Barranquilla, Santa Marta y Medellín, porque se dedicaba a conducir una tractomula, vio la necesidad de reconstruir las calles de la 'Ciudad de las Acacias' para brindar seguridad a los ciudadanos.Sin descansar ni un día a la semana, este empleado del mes seca el hueco, en caso de que esté mojado por las lluvias, agrega el asfalto caliente, los carros que pasan por la vía se encargan de compactarlo y, finalmente, barre los bordes del piso para que el material quede uniforme con el resto del concreto.Quizá una de las características de su trabajo que más llaman la atención es que debe estar expuesto durante varias horas al inclemente sol, por lo que tiene que usar algunas prendas que se han convertido con los años en su identificación. "El sombrero es mi distinción, esa es mi cédula como el tapahuecos de la ciudad", comentó el hombre, añadiendo que usa también camisa manga larga para cubrir sus brazos de los rayos solares y unas botas que le permiten moverse con total comodidad para realizar su labor. Una de las anécdotas que más recuerda de su oficio es el día en que lo llamaron para tapar un hueco mortal que acabó con la vida de un conductor quien, en su intento de esquivar a un ciclista, cayó en él. A pesar de que no tuvo la oportunidad de prevenir ese accidente, Suárez trabaja con la fuerte convicción de que mejorará la maya vial para el bienestar de su comunidad.Por eso, 'Don 'Álvaro', como es llamado por sus allegados, es sin lugar a dudas el Empleado del Mes, ya que representa a aquellos colombianos que con cara amable y perseverancia trabaja incluso bajo las más fuertes temperaturas brindando seguridad en la carretera, para sostener a una familia que lo espera con los brazos abiertos cada vez que termina su jornada laboral. Por: Marianella Chavarro Castro
Los cementerios son lugares llenos de misterio, donde descansan los muertos y al que le huyen los vivos, un espacio que a muchos les causa escalofrío y cuyos terrenos guardan lágrimas, historias de dolor, tristeza y en algunos casos abandono.Sin embargo, otros tienen una óptica distinta de aquellos lugares y se atreven incluso a visitarlos por gusto, los recorren sin sentir miedo, no le temen a la muerte y son conscientes de que algún día todos vamos para el mismo lado.Sea cual sea la situación, si ir a un cementerio por tan solo unas horas es tan sombrío como algunos lo pintan, ¿se imaginan ganarse la vida trabajando en uno de ellos? Esta es la historia de David Rodríguez, quien con tan solo 20 años aceptó un trabajo que jamás imaginó: ser jardinero del Cementerio Alemán.Al principio pensó que era un tema solo de cortar plantas y arreglar un jardín, pero poco a poco empezó a cogerle cariño a su labor y sintió un profundo respeto por quienes viven allí, al fin y al cabo, es su lugar de descanso y él solo les presta un servicio.David no siente miedo en su oficina y al contrario de lo que muchos creen que pueda pasar allí, no se deja sugestionar por ruidos o sombras que presencia en el lugar. Vive el día a día con un lema que le sirve para levantar cabeza y gozarse su labor: El jardinero define su trabajo con un lema: “dar vida en medio de la muerte”, pues no hay tumba que se le escape y a todas las trata con cariño. Cada semana siembra flores sobre ellas y su mayor satisfacción es cuando les ve crecer plantas y flores, pues siente que, aunque no conoció en vida a quienes viven hoy allí, en gran parte es una forma de retribuirle a su alma su labor en la tierra.David sabe qué tumbas son las más frecuentadas, quiénes no vuelven a ser visitados y aunque no tiene “favoritos”, sí les presta atención a ellos, para que su lugar de descanso se vea más bonito. Su labor diaria también incluye presenciar entierros y exhumaciones y aunque es difícil acostumbrarse a presenciar el dolor de otros, muchas veces siente que acompañar a sus familiares o darles una voz de aliento, también hace parte de su misión.Los pasillos del Cementerio Alemán se han convertido en la oficina de David, su escritorio está lleno de flores, árboles y zonas verdes, trabaja de lunes a viernes y durante un día a la semana, cuando su compañero descansa, está completamente solo en el cementerio: David es el Empleado del mes por salirse de los estereotipos, trabajar en medio de la muerte sin miedo, dedicarle tiempo al alma de cientos de desconocidos y permitirles descansar en paz.
Muchos son los trabajadores que tienen que pasar por la misma rutina cada día y dividir su tiempo de la mejor forma para lograr sus objetivos, no obstante, existen labores que por alguna razón generan curiosidad y sorprenden por cómo se realizan.Miguel Martínez es uno de esos personajes que disfruta de un trabajo poco común, es piloto de parapente y tiene su propio negocio con este deporte que le permite hacer sonreír a más de una persona. Trabaja para aquellos que sienten adrenalina por volar, celebrar ocasiones especiales en el aire o quienes se interesan por aprender a estar en el cielo sin algún instructor.Martínez es su propio jefe, maneja el tiempo como quiere, su uniforme es deportivo y cómodo; su principal herramienta es un paracaídas y su oficina está llena de nubes, montañas, aves y hermosos paisajes.¿Cómo llegó al mundo del parapente?A diferencia de muchos, Miguel no buscó trabajo, este lo encontró a él de la manera más casual hace más de 20 años y poco a poco fue construyendo su propia empresa, ubicada en un gran terreno de Sopó que les pertenecía a sus padres y que ahora se llama “Paraíso”.La historia empezó cuando a Sopó llegaron unos pilotos de parapente extranjeros buscando un buen lugar para volar, esto llamó la atención de Martínez, nacido en el municipio y quien veía cómo iba aumentado el número de personas que llegaban cada ocho días. Aunque su camino estaba yendo por la mecánica automotriz, a los 18 años conoció al piloto Santiago Ayala, en esa época, el único en Bogotá.Después se fue adentrando en el mundo de este deporte y conoció a Cristian López, un francés de quien se hizo muy amigo y el que decidió dejarle un valioso regalo antes de irse del país: su parapente, para que Martínez tuviera equipo de vuelo.Miguel ya tiene 40 años y es el director operativo de Parapente Paraíso, un espació que fue el primero y ha estado como pionero en la parte de reglamentación e innovación.Lo que más le gusta de su trabajoPara Miguel Martínez son muchas las ventajas que tiene su oficio:Entre las anécdotas que más recuerda está el día en que se encontró y voló al lado de una Águila, un hecho que considera “majestuoso”. Además, lo amigable que es su trabajo con el medio ambiente también es algo que destaca. Martínez finaliza con un mensaje en el que asegura que “se puede vivir del aire” y que el único peligro al que se pueden ver expuestos los nuevos pilotos es: “que les quede gustando”.Por: Lady Umaña Baquero
En el mundo hay miles de trabajos, formales, no formales, algunos algo aburridos y monótonos, otros no tanto. Sin embargo, existe uno donde los días de “oficina” siempre incluyen algo nuevo por hacer: el de un doble de riesgo.Jhon Morales es fundador y socio de Legionarius Stunts, una empresa de dobles de riesgo para cine y televisión, quien en los golpes encontró su manera de vivir y ganarse el día a día.Morales, es un quindiano que llegó a Bogotá recién graduado del colegio en busca de una profesión, estando en la capital conoció el mundo de los stunts y desde entonces vive enamorado de la adrenalina y la magia detrás del cine de acción.“Nunca te aburres, todo el tiempo lo estás disfrutado, todo el tiempo estás feliz y gozando de la adrenalina, claro… si es que les gusta la adrenalina”, señaló Jhon.¿Quién puede vivir la vida a punta de golpes y caídas? Los stunts están constantemente entre la vida y la muerte; incluso la madre de Jhon piensa que él está loco al poner su vida en peligro, pero fue gracias a esa terquedad que encontró un trabajo que disfruta a diario.“Esto es para locos, y tal vez yo esté loco, porque este mundo e industria no es para todos. Para ser doble de riesgo se necesita mucho entrenamiento y mente”, resaltó.Tal y como se ve en la gran pantalla, Jhon parece sacado de una película de acción, todo lo que lo ponga en peligro le fascina, tiene nervios de acero y respira adrenalina pura. En su oficio sentir miedo no es una opción y estar horas tras un computador, cumpliendo un horario de oficina no es lo suyo, en cambio sí lo son los saltos, golpes, caídas, explosiones y todo lo que ponga su corazón a mil por hora.“Exponemos nuestra vida. No es fácil que te atropelle un carro a 60 km/h, no es fácil tomar la decisión de estar en un octavo o décimo piso y decir “voy a saltar”, no es fácil decir “me van a incendiar”, agregó.El entrenamiento constante, la disciplina y el trabajo mental es vital para un doble de riesgo, permitiéndole así ejecutar cada una de sus escenas y aportarle toda la emoción a las series, telenovelas y trabajos cinematográficos. Pedro Pascal, Alex Gonzalez, Juan Palo Raba, Emanuel Esparza, entre otros tantos, son algunos de los actores a los que Jhon ha doblado en escenas de riesgo y acción.Por todo lo anterior, por su profesionalismo, valentía y amor por su oficio, destacamos a Jhon Morales como El empleado del mes.