En octubre de 1972, a los 18 años, Carlos Páez vivió una de las tragedias aeronáuticas más impactante de la historia. El avión en que viajaba a Santiago de Chile junto a 45 miembros del equipo de Rugby se estrelló en la Cordillera de los Andes. Él y los otros 15 sobrevivientes se vieron obligados a alimentarse de los cadáveres de sus compañeros para no morir durante los siguientes 72 días que estuvieron esperando ser rescatados.
Ahora, con 64 años, Carlos vuelve al lugar del accidente con sus hijos y nietos, a modo de agradecimiento y tributo a quienes quedaron en el Valle de las Lágrimas.