De donde los árboles caminan, Bernardo Baloyes Navas, el hombre más veloz de Colombia
Un 12 de diciembre de 2019 Bernardo Baloyes Navas regresó a Isla Fuerte para recorrer sus pasos entre los contrastes que ofrece el lugar donde nació. Entre la pobreza y la desolación del centro de la isla, hacia las hermosas playas que la rodean.
En este recorrido lo acompañan familiares, amigos y algunos niños descalzos, con la cara sucia e inquietos, quienes reflejan lo que él algún día fue. Ahora, esos mismos niños que van detrás suyo, lo miran como un ejemplo y con admiración, además, tienen el coraje de retarlo a apostar una carrera sobre la arena caliente y con el mar de testigo, o a que hagan unos pasos de champeta juntos.
Mientras ‘Boca Pai’- como es su apodo entre los nativos- camina tranquilo y en las puntas de los pies por los caminos de pantano de la isla, no deja de ser ese mismo joven que por allí montó en burro, persiguió gallinas y cazó iguanas. La diferencia es que ahora lleva cadenas de oro sobre su pecho para combatir la envidia que lo asecha fuera de su isla, como él lo dice.
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Varios años después, Baloyes regresa a su tierra natal lleno de medallas, triunfos, sueños más ambiciosos y con otra mirada del mundo.
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Las raíces de Bernardo Baloyes
Pero ni el oro ha hecho que Bernardo olvide de dónde viene, que esas gallinas y esas iguanas fueron las que le dieron agilidad y velocidad en sus piernas para competir, pues era todo un profesional en el asunto. Ni él, ni quienes lo vieron crecer, dejan en el tintero sus travesuras, porque todos coinciden en lo mismo: siempre fue “insoportable”.
A Baloyes la arena caliente le dio la fuerza de sus pies, las olas del mar le dieron la resistencia, la pesca la dio la paciencia y el corazón de oro se lo dio crecer entre gente luchadora para salir adelante. Fueron estos elementos los que le enseñaron a correr tan rápido para ganarle la carrera al hambre, a la pobreza, al abandono y a la falta de oportunidades y, sobre todo, a ser un ídolo de las nuevas generaciones de su isla.
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Aunque siempre tuvo en mente ser un futbolista, la historia de su vida no está alejada de lo que significa el atletismo, pues este proviene de la palabra griega "atletes", que se define como «aquella persona que compite en una prueba determinada por un premio», así mismo como Bernardo ha competido por ganar mucho más que una medalla como recompensa, ha sido por lograr salir de una isla con paisajes hermosos y a la vez desesperanzadores, los cuales son el reflejo de la pobreza en Colombia.
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Hablando de aquella palabra griega -que podría ser una analogía de la vida de Bernardo-, también se relaciona con el vocablo “aletos”, el cual es sinónimo de «esfuerzo», ese mismo que ha hecho Baloyes para superar las necesidades y llegar a la meta, aun cuando la vida le decía que no, pero su mente terca e incansable siempre le decía que sí.
A este atleta la vida y el destino alguna vez le negaron un plato de comida, unos buenos zapatos o un par de pasajes para llegar al entreno, no obstante, sus piernas se lo han recuperado todo y con cada zancada, cada carrera y cada podio escalado ha demostrado que el que trabaja duro tiene derecho a soñar y a sentirse realizado.
“La vida me daba muchos golpes y me tiraba al abandono, pero mi papá me decía que todo el que lucha y sufre tiene derecho al éxito y eso es lo que me está pasando”, expresó el atleta con una mirada al pasado cargada de orgullo por ver lo que hoy ha logrado.
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No importa que Bernardo haya sido seleccionado para representar a Colombia en los Juegos Olímpicos de Tokio o que le haya ganado en la pista a su ídolo, Yohan Blake; él no olvida que en esa cancha de tierra con maleza y desnivelada de Isla Fuerte fue en donde dio sus primeras zancadas, demostró su potencial como atleta y empezó la difícil, pero gratificante carrera de su vida, esa que ahora tiene más que ganada a punta de sudor y esfuerzos, porque si algo tiene claro Baloyes es que, así como en el atletismo, en la vida también se pierde y se gana.
En sus tiempos libres, Bernardo baila champeta, hace mezclas de sonidos en su equipo llamado ‘Puro Pan Music’, cocina exquisiteces típicas del mar Caribe porque es chef profesional, sin embargo, su pasión está en correr y llenar de alegrías a su familia, a su isla y a un país entero con todo lo que pueden hacer sus fuertes piernas, demostrando la potencia que tiene como atleta y como ser humano con un corazón de oro.
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Los que conocen a ‘Boca Pai’ saben que nunca deja de repetir, casi como una muletilla, “The Best”, porque nunca se le olvida que es el mejor, se lo cree, lo aplica y se le hace realidad.
El hombre más veloz de Colombia aprendió a correr allí, en donde hasta los árboles caminan. Tal y como este ejemplar de la familia Moraceae, del género Ficus, con sus bejucos hasta el suelo y su eterno caminar vegetal; Baloyes también extiende las raíces de todo un país por las pistas de atletismo alrededor mundo cruzando metas de manera fugaz.
Bernardo en la vida se ha forjado tan fuerte como el oro, ese mismo que es su sueño que, luego de aplazarse por la pandemia, ahora está a puertas de cumplir en los Juegos Olímpicos de Tokio y con el que seguramente nos hará vibrar de felicidad y de orgullo a los colombianos.
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Bernardo es la carta fuerte del atletismo nacional y su turno para dejarlo todo en la pista de los 200 metros planos en Tokio será el 3 de agosto en el estadio Olímpico, entre las 9:00 a.m. y las 12:35 p.m., hora japonesa. Es decir, entre las 7:00 y las 10:35 de la noche del día anterior, 2 de agosto, en Colombia.
Por: Juliana Moreno Villegas
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