Gerardo de Francisco: "Nunca tuve que decirle qué hacer a mis hijos, simplemente todo surgió"

Name: Gerardo de Francisco: "Nunca tuve que decirle qué hacer a mis hijos, simplemente todo surgió"
Uploaded: 2017-06-23T22:41:54-05:00
Description: Gerardo de Francisco: "Nunca tuve que decirle qué hacer a mis hijos, simplemente todo surgió"

Gerardo de Francisco no puede estar más orgulloso de sus hijos Margarita, Adriana y Martín. Los tres nacieron con la música y el arte en sus venas. La primera vez que Gerardo tuvo un instrumento en sus manos, fue porque se lo pidió a sus padres cuando apenas tenía 10 años y a los 11 ya tocaba guitarra, tiple, entre otros. Siendo actor y viniendo de una familia que lo dejó ser libre en sus pensamientos y acciones, no dudó un segundo en inculcarle lo mismo a sus hijos. Por eso, nunca tuvo que decirle a ninguno de los tres qué debían hacer cuando grandes, pero como si el mismo destino se hubiera encargado, desde muy pequeños ellos solos se enfocaron por el arte, en especial, Margarita y Martín. Nunca tuvo que castigar a sus hijos, ni dar “un latigazo o un coscorrón en la vida”, pues siempre consideró que no era necesario reprenderlos así. Eso sí, confiesa que cuando eran pequeños, de los tres el menos juicioso era Martín, pues era bastante “inquieto y gracioso”. Martín fue apasionado por el fútbol desde pequeño, iba al estadio con su padre desde elos seis años, mientras que Margarita era encantada haciendo comedia y escribiendo libretos desde el colegio. Por eso siente que con el paso de los años cada vez es más grato verlos triunfar y saber que no solo ellos se encargan de educarlos, sino que sus hijos también les dejan muchas enseñanzas. Lo más valioso del hogar Gerardo no acepta ni la mentira ni la falsedad y eso mismo heredaron sus hijos. No incumplir un compromiso ha sido fundamental para la familia De Francisco, pues siempre se debía cumplir la palabra. Gerardo es un padre enamorado más que nunca de sus hijos, en especial de su talento y sus valores. Su relación actualmente es excelente, hablan por WhatsApp, se mandan fotos, se reúnen, recuerdan anécdotas y sobre todo, viven orgullosos los unos de los otros. Por: Carolina Vergara / Periodista