Santander Araujo es un soñador empedernido. Un hombre enamorado de su familia, del vallenato y de la tierra que lo cogió y vio nacer a la menor de sus hijas: Valledupar.
El amor que le profesa Santander a Bella es infinito, desde que la vio por primera vez, como en los más famosos cuentos de hadas, se enamoró, y está seguro de que hasta el final de sus días su corazón latirá incesante por esa mujer.
Claro que, si de amor se trata, para Santander sus hijos son la definición más exacta de esa palabra. Alvaro, Isabel, Jesús y Consuelo son su alegría, su motor para no desfallecer ante las dificultades. Su hija menor, Consuelo, es la más parecida a él y por eso, desde siempre ha sentido una conexión especial con ella.