Tras una fuerte discusión, tanto Marlén como su esposo bajan los humos y deciden hablar seriamente sobre el tema relacionado con meterse de lleno en el boxeo, frente a lo que cada uno expone sus mejores argumentos y ella le deja en claro que no se va a quedar toda la vida esperando resultados. Frente a esto, Romano se muda a la casa de los Manrique, con el objetivo de prepararse al máximo, a pesar de que en un principio no cumple con los entrenamientos.
Pedro debe solucionar lo ocurrido después de que el futuro deportista fuera capturado por la Policía luego de agredir a uno de los clientes de Grecia y ayuda no solo a que su socio salga de la cárcel, sino que también se anime a pedirle matrimonio a su amada, ¿ella acepta?
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