Armando es el patriarca de la familia Briceño y uno de los conductores más experimentados del país. Se conoce todas las carreteras y su pasión son las mulas. Es más, está convencido de que sus días terminarán montado en una de ellas. Es de los que todavía cree en la palabra, en la honestidad y la rectitud dentro y fuera de su oficio, y eso mismo le ha inculcado a sus hijos.
Aunque es un hombre noble y generoso, también es conservador, terco y tan machista que cree que la carretera no es lugar para mujeres, pues ellas están muy bien en la cocina y criando hijos, así como lo hizo su esposa. Parece un hombre salido de otra época y que Cecilia quiera ser mulera, y además resulte siendo madre soltera, le parece una ofensa, sobre todo porque no es capaz de aceptar que la niña de sus ojos creció más rápido de lo que esperaba.