Después de los tremendos errores cometidos 20 años atrás, Gabriela Acevedo se ha entregado al trabajo de su hacienda y a vivir para sus familiares. No deja de ser una señora que se esmera por mantenerse bien, cuidando a Martín, su anciano padre, quien debido a sus años requiere muchos cuidados. Después de los dos fracasos matrimoniales que tantas desgracias le trajeron a su vida, es una mujer que no se acostumbra a la soledad.
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