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La fuerza de un sueño: Sari Rosales y su camino hacia la educación superior

Para muchos, acceder a la educación superior puede parecer un recorrido sencillo y lleno de oportunidades. Para Sari, este trayecto estuvo marcado por desafíos que impulsaron su éxito.

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Desde pequeña Sari Rosales demostró una tenacidad admirable. Su padre, Jaro Rosales, recuerda los momentos difíciles que enfrentaron como familia, pero destaca la perseverancia de su hija."A veces no teníamos dinero, pero le decía: 'mami, hablemos con el profesor y mañana hacemos esto, y pasado mañana lo conseguimos'. Siempre lo lográbamos", comparte Jaro.

A pesar de haber trabajado en carpintería, restaurantes y construcción, Jaro reconoce que el verdadero mérito fue de su hija: "Gracias al cielo, Sari aprovechó al máximo cada uno de esos sacrificios. Más que los desafíos que enfrenté, fue la dedicación que ella mostró". Para él, su esfuerzo no habría sido suficiente sin la pasión incansable de Sari, quien siempre consideró la educación como un camino para mejorar su vida.

Pero el camino de Sari se complicó aún más cuando su madre enfermó de cáncer. Esta situación no solo fue un gran golpe emocional, sino que afectó gravemente las finanzas familiares. Jaro se endeudó para cubrir los altos costos del tratamiento, lo que convirtió la escasez en una realidad cotidiana, limitando a veces las comidas a solo una al día.

A pesar de estos desafíos, nunca perdió de vista su objetivo: estudiar y construir un futuro mejor. "Quería que el café internet fuera solo una etapa en mi vida. Comencé a trabajar allí apenas salí del colegio para ayudar a mi papá", comenta Sari.

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A los 18 años, Sari encontró en la Fundación Universitaria Compensar una oportunidad que cambiaría su vida. "Al graduarme pensé en qué iba a hacer, no tenía muchos recursos, pero la Fundación me ofreció la oportunidad de obtener una beca", recuerda Sari, expresando su gratitud por el apoyo recibido.

Gracias a el programa Becas Compensar, que le subsidió el 75% de la matrícula durante toda la carrera, Sari pudo ingresar a la universidad y perseguir su sueño de convertirse en ingeniera de sistemas. Hoy, con 23 años, Sari trabaja en una reconocida multinacional, un logro que es resultado de su arduo trabajo.

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Sari lleva consigo el legado de su madre. A pesar de su ausencia, siente que sus logros son un tributo a ella: "quiero que mi mamá donde quiera que esté, se sienta orgullosa de lo que yo he logrado", expresa con emoción. Su historia es un testimonio de amor, perseverancia y la inquebrantable voluntad de triunfar.

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