Desde la madrugada, cuando el sol aún no ha salido, Yaneth comienza su jornada en el comedor rural de Santa Rosa Nazareth, en Sumapaz, localidad 20 de Bogotá. Con una rutina que incluye cuidar sus vacas, preparar queso y mantener su hogar ordenado, se dirige a su trabajo con un propósito claro: ofrecer una alimentación nutritiva a los estudiantes de la escuela local.
"Reviso que haya luz, que haya agua, que todo esté en orden y procedo a hacer el desayuno para los niños que llegan a las ocho de la mañana y de una vez les sirvo el desayuno", comenta.
Nacida en Pasca, Cundinamarca y con ocho años de experiencia en el comedor, Yaneth no solo aporta sus habilidades culinarias, sino también dos ingredientes especiales: su pasión y dedicación. Cada plato que sirve está impregnado con un amor que va más allá de la cocina.
"Me siento muy feliz y orgullosa de ver que estos niños tan pequeñitos me saludan con cariño y amor, les preparo alimentos deliciosos y me alegra recibir sus agradecimientos", afirma.
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En el entorno familiar de la escuela, Yaneth encuentra también un sentido de pertenencia. Su nieta Samara y sus hijos han sido parte de esta institución. Este lazo refuerza su compromiso con la educación y el bienestar de los niños.
"Lo más lindo fue cuando empecé a trabajar y tuve la oportunidad de sacar adelante a mis hijos, brindándoles el estudio que más pude. Me siento feliz de haber recibido esa oportunidad para contribuir a la educación de los niños en esta escuela", señala.
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El programa de comedores escolares operado por Compensar, en alianza con la Secretaría de Educación del Distrito, ha beneficiado a cerca de 310 mil niños en 214 comedores a lo largo de 20 años, de los cuales 23 se encuentran en Sumapaz. Yaneth es una pieza clave en este esfuerzo y cada día cierra con la satisfacción de haber contribuido a alimentar un mejor mañana.
"Espero que los niños continúen con sus estudios, lleven lo aprendido en el campo a la ciudad y no olviden sus raíces. Sin el campesino la ciudad no podría alimentarse", concluye.
Con cada comida que prepara, Yaneth Gutiérrez no solo alimenta cuerpos, sino que también siembra la esperanza de un futuro más prometedor.
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